jueves, 28 de junio de 2012

Cansada...

Cansada... muy cansada.
Este astío me lleva a ver el mundo como absorta, ida, pasiva o inapetente.
Cansada, de la que se me coló en el aeropuerto con toda su cara y por la que tuve que esperar más de 15 minutos a que se despojara de cada adorno corporal antes de pasar por el arco de metales una y otra vez...
Cansada, de las prisas, estrés, angustia, productividad límite, audiencias, reuniones y cuotas de pantalla...
Cansada, de muertos, asesinatos, desapariciones, robos, asaltos...
Cansada, de no poder descansar, de las camas de los hoteles, los aires acondicionados antiguos y las macedonias de desayuno...
Cansada, de los malos hombres que hacen infelices a mis amigas...
Cansada, de hacer maletas, de los botes de 100ml, el desodorante que siempre se abre y los paquetes de pañuelos de papel...
Cansada, del que no cede el sitio en el autobús, estornuda en el metro sin ponerse la mano en la boca o come sin ningún pudor cerezas escupiendo los huesos...
Cansada, de la crisis, la prima de riesgo, las preferentes, el euro y el fin del mundo...
Cansada, de todo y de nada, de lo general y lo particular, de lo pequeño y lo grande, lo importante y lo insulso, del universo y la partícula, del sí y del no...
A fin de cuentas... cansada.